10 sept 2014

Ecofeminismo de los pueblos indígenas


Hay una corriente feminista que surge de los movimientos indígenas del sur global, que bebe de las vivencias y experiencias de estos pueblos. No se puede afirmar que hay un solo Ecofeminismo de los Pueblos Indígenas, pues existen tantos como comunidades originarias. Su principal punto en común es una fuerte crítica al desarrollismo, desde sus respectivas cosmovisiones. Con el fin de ilustrar esta corriente, vamos a analizar dos ejemplos: el Feminismo Comunitario y el Movimiento Chipko.

El Feminismo Comunitario

Está tomando fuerza en Mesoamérica y en la región andina latinoamericana, y surge de la experiencia vital de las mujeres indígenas, a partir de la toma de conciencia de la opresión y expropiación de sus cuerpos por parte de los diferentes patriarcados: el patriarcado ancestral y el patriarcado occidental que llegó a través de la colonización, ambos se retroalimentan y se refuerzan.

Para los pueblos indígenas, el territorio constituye el referente de identidad colectiva, es decir, el espacio de pertenencia a un grupo y a una cultura[1], marcado por la afectividad histórica con el medio, que ha ido configurando las relaciones sociales de la comunidad y su organización política. Mantener el territorio significa mantener su sociedad y su cultura, así como sus medios de supervivencia. De esta manera, la territorialidad[2] es el fundamento de sus reivindicaciones étnicas y políticas. En estas últimas décadas, la defensa del territorio se ha convertido, además, en una lucha por la supervivencia debido a la entrada de un modelo de producción y consumo que destruye el hábitat y deja a las comunidades sin los recursos básicos necesarios.

En paralelo a la lucha por el territorio ha surgido una lucha de las mujeres por formar parte de la comunidad de una manera integral, reivindicando su participación en las relaciones de poder de una manera igualitaria. Además, ha sido frecuente durante los conflictos armados internos la utilización de la violencia contra las mujeres como arma de guerra, por dos razones principales: como una forma de conquista del territorio y para desestructurar las relaciones internas de las comunidades indígenas. Por eso, la reapropiación de los cuerpos de las mujeres como territorios de resistencia ha tenido un lugar principal en la lucha de estas mujeres por la igualdad de derechos dentro y fuera de su comunidad.

En resumen, el feminismo comunitario se comprende en un contexto en el que la defensa del territorio[3] está siendo prioritaria, integrando en la misma la lucha contra la violencia hacia las mujeres de los diferentes patriarcados. De esta manera, es necesario que el cuerpo se convierta en un territorio (territorio-cuerpo: defensa de los derechos sexuales y reproductivos, deconstrucción de los roles de género y las relaciones de poder) de resistencia frente a la expropiación y violencia históricas, así como la tierra debe de ser defendida porque es el territorio (territorio-tierra: defensa del territorio, de la naturaleza) en el que conviven los cuerpos[4].

El movimiento Chiptko

Vandana Shiva es una de las personas referentes de este movimiento. Movimiento que fue en un principio de carácter ecologista, aunque con una destacada participación de las mujeres. Se constituyó, en sus orígenes, sobre el principio de la no-violencia activa, en defensa de los recursos forestales y la conservación de la naturaleza para frenar su degradación, y ha ido incorporando una visión más amplia sobre los problemas ambientales.

Especial relevancia ha adquirido la lucha contra las biopatentes, al considerar que son la invasión de las formas de vida por parte del capitalismo patriarcal, que hace desaparecer la reproducción y la reemplaza por la producción, para que pueda seguir existiendo un crecimiento del capital[5].

Para el capitalismo patriarcal, cuestiones como la maternidad, los cuidados o la agricultura de supervivencia, son definidas como no productivas, porque no se compran ni se venden, no se genera capital y no existe el crecimiento económico. Forman parte de ciclo de la reproducción, y se han ido incorporando en el sistema capitalista de manera gradual como producción a través de productos como las biopatentes, los fertilizantes, e incluso la propia destrucción de la naturaleza. En definitiva, para el capitalismo patriarcal, la reproducción en sí misma, de la vida, no es considerada como un bien si no se puede incorporar al mercado. El movimiento Chipko sirve de referencia para mostrar como los movimientos por la reclamación de los derechos de las mujeres surgen de las luchas contra la violación de derechos, aunque éstos en un principio no sean “de género”. De esta manera se demuestra que los movimientos para la reivindicación de derechos a nivel público pueden traducirse en una vindicación de los derechos a nivel personal[6]. 


2. Sentido de pertenencia de los habitantes en referencia al lugar en el que viven, que implica las relaciones sociales y las relaciones de esta sociedad con el medio.

3. Entendemos territorio como un sistema socioecológico de la sociedad y el medio en el que ésta habita. Así mismo, y para diferenciarlo, hablaremos de tierra para referirnos a la definición espacial, paisajística y ecológica de territorio. Es decir, tierra sería un área física en la que existe un medio natural que interactúa con las sociedades que la habitan.

4. http://porunavidavivible.files.wordpress.com/2012/09/feminismos-comunitario-lorena-cabnal.pdf

5. Shiva, Vandana; Flores, Judith; Martínez, Esperanza (2012). Ecofeminismo desde los derechos de la naturaleza. Quito: Instituto de Estudios Ecologistas del Tercer Mundo.

6. DAGSPUTA, J. (2010). “Las luchas de las mujeres supervivientes de Bhopal por la justicia medioambiental”; en Género, movimientos populares urbanos y 38 medioambiente, pp. 159-169. Madrid: IEPALA 

Artículo publicado en el blog 12 causas feministas, como parte de mi voluntariado digital

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