3 dic 2013

Complejos, dudas y patriarcado


He dejado pasar mucho tiempo para volver a escribir aquí, la verdad es que no tenía demasiado clara la idea que quería transmitir, sólo que quería que fuera una reflexión personal sobre mí misma y lo que el patriarcado ha incidido en mí. Construir el edificio del conocimiento desde los mismos cimientos, empezando por una misma.

Hoy leía algunos artículos sobre los complejos que la sociedad ha creado en las personas, sobre todo en las mujeres, a través de la obsesión por el cuerpo. La hipersexualización de las mujeres, que llega al extremo de romper con la naturalidad del cuerpo humano, busca bellezas imposibles. El patriarcado aquí se alía con el capitalismo para, por un lado, objetivizar a las mujeres -convirtiéndolas en un objeto de consumo y sometiéndolas a las normas del comercio- y, por otro, crear complejos que las hagan ser nicho de mercado para satisfacer unas necesidades irreales.

En concreto hubo un artículo que me llamó la atención, uno que hablaba sobre la infancia y la adolescencia. Yo recuerdo la mía como una sucesión de dietas y obsesiones con el sobrepeso, acomplejada por no entrar dentro del canon estético dominante y normativo. Primero obsesionada por no tener la talla adecuada de pantalón (siempre he tenido las caderas muy anchas) y, más tarde, por tener un talla de pecho más llamativa de lo normal y, sobre todo, por no esconderla. Lo curioso es que, desde la perspectiva temporal del ahora, veo las fotos del pasado y no entiendo en absoluto los porqués de estas preocupaciones por mi aspecto físico. O sí, si empiezo a escuchar las voces de mi médico de cabecera, mi ginecóloga o mis compañeros y compañeras de clase. Resumiendo, acabé por odiar mi imagen en el espejo y el hecho de tener que ir de compras. 

Sólo un análisis feminista de la realidad, y de mi propio cuerpo, ha conseguido que la mayor parte del tiempo me acepte y me valore tal y como soy, deconstruyendo el ideal de belleza que nos quieren vender, porque es imposible e insano, y reconstruyendo mi autoestima más allá de los valores físicos. Es ahora el momento en el que mejor me siento, justo ahora que sí tendría razones para preocuparme por esos kilos de más. Es ahora cuando, gracias al feminismo y al ciudado de la gente que realmente me quiere, mis complejos se reducen a esos pequeños momentos en los que retrocedo para coger carrerilla.

Hoy puedo gritar bien alto que soy una chica 10, porque me enfrento día a día a mis complejos, mis dudas y mis contradicciones, en un contexto complejo en el que se siguen valorando más a las mujeres por su aspecto físico que por sus capacidades. Porque como bien se lee en la imagen que he elegido como cabecera de esta entrada: "mujer bonita es la que lucha".

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