Publicado junto a Ángel Amaro, en el blog SinGeneroDeDudas.
Durante la presente legislatura del PP hemos vivido y asistido a lo
que a simple vista podría parecer una reactivación de la lucha feminista
en el Estado español. Pero realmente todo parece indicar que hemos
presenciado la emergencia de unas micropolíticas de resistencia, que no
siempre suponen la creación de nuevas alternativas o nuevas formas de
combatir las violencias del patriarcado. La amenaza de la contrarreforma
de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva, mal llamada Ley del Aborto
con todo lo que ello implica, ha desestabilizado el devenir
sociopolítico e ideológico de los feminismos a nivel estatal, poniendo
en el centro un feminismo más liberal y esencialista, propio de los años
60.
La falta de perspectiva macro a nivel histórico e internacionalista,
ha dado lugar a que fenómenos mediáticos y occidentales, como Femen,
monopolizasen gran parte de los espacios y dinámicas feministas. En este
sentido, se invisibilizan grupos y acciones artístico-performativas que
siempre han existido y que nunca han acaparado tanta atención dentro de
los feminismos. Es curioso como precisamente este tipo de iniciativas
son aquellas que se han tejido entorno a los movimientos
anticapitalistas y, en la mayoría de las ocasiones, de forma local.
Ciertas dinámicas actuales giran en torno al epicentro de Madrid,
homogeneizando agendas diversas y locales, en aras de una unidad de
acción mal entendida, lo que ubica en contextos ultraperiféricos
proyectos emancipatorios y feministas, que se han venido articulando
desde la frontera del régimen español, como por ejemplo los casos del
feminismo vasco, catalán, gallego o andaluz. Además, diferentes voces
han puesto el acento en que se corre el riesgo de una deriva
estatalista, cisexista, monosexista, adultocéntrica y clasista.
Este proceso no constructivista favorece la dispersión en pequeños
frentes identitarios, inconexos, no vertebrados por el apoyo mutuo y la
solidaridad, por falta de herramientas que han sido monopolizadas y
teledirigidas por el movimiento feminista de la Segunda Ola. Esto supone
que epistemologías y praxis de la Tercera Ola no interpelen ni
interactúen con el contexto actual. Esta falta de dialéctica teórica y
práctica, entre unos y otros feminismos, nos lleva a la situación en la
que nos encontramos en el Estado español. No se interactúa con los
feminismos del Sur Global, no entrando en dinámicas de aprendizaje mutuo
y de construcción colectiva. Esta visión eurocéntrica y colonial hace
que, en general, no nos reubiquemos en el contexto actual, lo que lleva a
no incorporar en nuestros aprendizajes los ecofeminismos, los
feminismos comunitarios, los movimientos de mujeres en resistencia hacia
los neocolonialismos, los transfeminismos, etc.
La urgencia de lo inmediato y de la respuesta a una agresión múltiple
institucional (no sólo en el tema del aborto, si no también en temas
clave como la Violencia de Género), ha hecho que las agendas feministas
dejen más de lado la construcción de alternativas, el relevo
intergeneracional, la comunicación asertiva con otros movimientos, la
autocrítica y la deconstrucción de nuestra memoria histórica. Es por
ello que debemos volver a mirar hacia delante y generar nuevas
construcciones sociopolíticas desde los diferentes feminismos, que
converjan en una interseccionalidad real de los sujetos, las
epistemologías y las praxis, a través de la solidaridad y de la
cooperación. De esta forma, el Feminismo podrá seguir expandiéndose en
amplias capas de la población y aglutinando a todos los sectores
sociales que padecen las violencias del heterofalopatriarcado.
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